jueves, 7 de mayo de 2020

Fanfic | A day in our life



**********************

Personajes: Jun / Sho / (tu nombre) / Hana (OC) / Kiromi (OC) / Mamá de Hana (OC)
Parejas: Jun x OC / Sho x OC / Sho x (tu nombre)
Categoría: PG13
Género: Romance, triángulos amorosos, Angst, Escolar
Extensión: One Shot.
Resumen: Sho y Jun son mejores amigos de la infancia que al crecer comienzan a ver diferencias entre sí. Se enamoran y buscan ser felices, pero muchas veces los lazos del destino se enredan y en busca de amor, lastiman a personas importantes para ellos.

**********************


“Hay cosas que no puedo distinguir porque están demasiado cerca, y se vuelven visibles cuando ha pasado el tiempo”


La noche ya había caído, sin embargo, el sonido de aquellos dos chicos correteando sobre el césped húmedo, aún era claro. Una vez más Jun frenó con agilidad la pelota que había enviado Sho al arco.
- Ya... – dijo Sho entre jadeos y con una expresión de fastidio- ya es suficiente Matsujun, estoy exhausto.
- ¿De verdad está bien?
- De todos modos ya es muy tarde – respondió tirándose sobre el césped a descansar.

Jun limpió algo del sudor de su rostro yéndose a sentar a su lado – Si logras entrar al equipo, te invitaré a comer a mi casa, ¿trato hecho?
- ¿De verdad? ¿le pedirás a tu mamá que haga curry? – preguntó Sho con algo de emoción en su expresión de cansancio.
- Bueno, está bien. Después de todo has estado esforzándote mucho, incluso a mi me sorprendiste, no es normal que de repente quieras entrar al equipo… nee Sho-kun…
- Supongo – dijo en medio de un bostezo sin darle importancia al comentario de su amigo.
Jun volteo a verlo serio - ¿Y…?
- Y…qué?
- ¿No me lo dirás?
- ¿Decirte qué?
Jun bufó – no te hagas el tonto ahora. Todo esto y como has actuado lo últimos días, no es nada normal. Dime… - dijo acercándose un poco más - ¿de quién se trata?
- ¿Eh?... a… a que… t- te refieres – tartamudeo nervioso.
- ¡Obviamente… - exclamó Jun ya harto de tanto rodeo - …es una chica! ¿quién es?
- ¿Eh?...¡¿cómo lo sabes?! – exclamó sentándose súbitamente
- Somos amigos ¿no?... te conozco muy bien… además eres muy obvio
- Pero…
- ¿No me lo dirás?
- ¡¡¡No quiero!!! – exclamó poniéndose de pie.
- ¿Y eso me merezco después de ayudarte a entrenar?
- Es que estoy seguro de que te reirás de mí.
- ¿Por qué?... ¿No es bonita?
- No… todo lo contrario.
Jun sonrió – bueno… ya tendrás la oportunidad de presentármela, piénsalo Sho-kun ¿Quién de los dos tiene más experiencia en este tipo de cosas?... Yo podría ayudarte a conquistarla.

Sho y Jun eran amigos desde pequeños, solían ser bastante parecidos en aquel tiempo, ambos venían de familias estrictas y habían aprendido a hacer las cosas de forma recta y destacar en todo lo que hicieran. Pero conforme fueron creciendo Jun fue haciéndose más abierto y aprendió a llevar una vida más relajada manteniendo esa responsabilidad de hacerlo todo bien, inculcada por su familia. En cambio a Sho le era muy difícil llevar el ritmo de su alrededor; aunque era bueno en los estudios, básicamente no resaltaba en deportes, ni era popular con las chicas como Jun, ni tenía tantos amigos, en fin, podría decirse que ambos se habían vuelto muy diferentes al haber crecido. Habían comenzado su último año en el colegio con los sueños comunes de dos adolescentes, sin sospechar siquiera que aquella amistad que habían mantenido, aquella que podían ver claramente aún en el futuro más lejano, terminaría por completo en tan solo unos meses.

A la mañana siguiente Sho llegó muy agitado al salón de clase, se había  quedado dormido. Tomó su lugar de costumbre al lado de su mejor amigo.
- Buenos días Sho-kun – sonrió Jun.
- Hola… ¿aún no llega el maestro?
- Pues no, tienes mucha suerte.
- Que bueno – respondió agitado disponiéndose a sacar sus cosas.
- ¿Que nadie va decirme “Buenos días” a mí? – reclamó una voz femenina por detrás de ellos.
Sho volteó algo sorprendido – Ah…buenos días (tu nombre), no te había visto.
- Buenas… oigan ¿pudieron terminar el trabajo a tiempo?
- ¿De qué hablas? – dijo Jun.
- Del trabajo de biología… ¡¡era para hoy!!
- Maldición… lo olvidamos – dijeron ambos casi al mismo tiempo.
- ¿Pero en que están pensando ustedes?  -reclamó ella.
- Por favor (tu nombre), tienes que ayudarnos – rogó Sho un poco nervioso.
- ¿Y cómo haría yo eso?
- Pues cópianos – respondió Jun con frialdad.
(Tu nombre) lo miró con una cara de asombro – ¿Y me lo pides de esa manera?
- Por favor (Tu nombre) - pidió Sho juntando las palmas de sus manos
- Al menos tú eres más amable – respondió ella resignada sacando su cuaderno de su mochila y entregándolos de mala gana - Anden apresúrense o no alcanzaran a terminar.
- ¡Sí! Muchas gracias.

(Tu nombre) era la persona más cercana a ese par de amigos, constantemente se sentaban los tres juntos en las clases, bromeaban y se apoyaban lo suficiente para aprobar los cursos sin dificultad.
Se encontraban ya en la hora del almuerzo, sentados en una de las mesas de la modesta cafetería del establecimiento.
- Entonces, ¿estuvieron entrenando hasta las diez de la noche?
- Así es. – Se lamentaba Sho - Tengo dolores por todo el cuerpo.
- ¿Desde cuándo a acá te interesa tanto el futbol SakuSho? – preguntó intrigada (Tu nombre)
- Desde que está enamorado… - contestó Jun haciendo a Sho atorarse con su comida.
- Ya cállate idiota.
Jun sólo sonrió ante el nerviosismo de Sho y siguió comiendo como si nada.
- Pero, ¿de quien estás enamorado que tienes que entrenar tanto?
- Ya basta, no se los diré, aunque insistan.
- Es Takeda Hana.

Sho volvió a atorarse pero esta vez al punto de que (Tu nombre) tuvo que ponerse de pie para golpear su espalda y ayudarlo.
- Pero…c- cómo…- decía Sho con dificultad por la falta de aire -¿cómo lo sabes?
- Te vi el otro día viéndola entrenar.
- ¿Entonces por qué fingiste no saber nada?
- No lo sé, es divertido verte de esta forma.
- MatsuJun, ya déjalo – renegó (Tu nombre).
- Él es el tonto que se complica solo – decía Jun despreocupadamente - podemos ayudarlo sin problemas, ¿verdad (Tu nombre)?
- ¿Ayudarlo en qué?
- Pues a conquistarla.
(Tu nombre) volteó a ver a Sho, su rostro aún estaba enrojecido por lo anterior y tenía el ceño fruncido tratando de ocultar su frustración.
- Yo paso – dijo ella con seriedad, tomando sus cosas y alejándose de ahí.
- Ahora que le pasa a esta chica – protestó Jun.
- Matsujun, tú me ayudarás, ¿verdad? – preguntó Sho esta vez ya más calmado y con una mirada de preocupación.
Su mejor amigo le sonrió – vas a conquistarla en un abrir y cerrar de ojos, Sho-kun.

La última clase de la tarde ya había terminado y los estudiantes se dirigían cada uno a las clases extracurriculares. Sho y Jun decidieron faltar; caminaban hacía el salón de entrenamiento del equipo de baloncesto del colegio.
- Lo primero que tenemos que hacer Sho-kun – explicaba Jun - es tener a alguien cercano a ella de nuestro lado.
- ¿por qué?
- Así será más fácil averiguar sobre lo que le gusta e incluso invitarla a salir.
- Ya veo. Pero yo… - decía Sho con una expresión preocupada - …soy realmente malo para hacer amistades nuevas.
- Para eso estoy yo – le dijo Jun guiñándole un ojo.
Sho sonrió forzadamente temiendo exactamente a dónde llevaría eso.

Hana era la capitana del equipo de baloncesto, era muy popular por este mismo hecho. Aquella tarde después de terminar el entrenamiento ella y su mejor amiga bajaban por las escaleras principales hacia la salida, cuando por los últimos escalones distinguieron a un par de chicos sentados. Pasaron un poco extrañadas de la situación sin pretender reparar mucho en ellos.
- Disculpen… - dijo de repente uno de los chicos - ¿podrían darme la hora?
Hana volteó a verlo con su expresión seria.
- Pues… casi son las seis treinta – respondió su amiga.
- Muchas gracias – sonrió gentilmente.
- Espera… ¿no estás tú en el equipo de soccer? – Cuestionó la chica - he oído sobre ti… uhm…eres…
- Matsumoto Jun, para servirte.
La muchacha sonrió – puedes llamarme Kiromi.
- ¿Y tu amiga?
- Ah…ella es Hana.

Sho tenía los nervios de punta, sentía que debía decir algo pronto pero veía a Hana y se le nublaban las ideas.
- Mucho gusto, Hana – decía Jun en tono caballeroso - él es mi amigo, se llama Sho.
- Hola – saludó Kiromi algo extrañada de que su amiga se encontrara tan seria - esto… tú también estás en el equipo de soccer?
- Ah…no… - se apresuró a hablar Sho.
- Pero, hará la prueba para entrar este año – aseguró Jun.
Hana de repente había quitado su expresión seria para mirar directamente a Sho – Buena suerte.
- G-gr-gracias – dijo él con mucho esfuerzo, sintiéndose como un tonto por actuar de esa forma.
- Bueno, ¿iban de salida no? Nosotros también, podemos acompañarlas si les parece.
- No hay problema.

Sho era el único que estaba incomodo con esa situación, no sentía para nada que estuviera dando una buena impresión pero no podía evitarlo. Todo estaba siendo tan repentino, tan solo el día anterior observaba de reojo a Hana e incluso a una distancia razonable, que el estar ahí caminando a su lado era demasiado para él; no sabía que decir, ni siquiera qué cara poner. Pensó que tal vez mañana estaría más tranquilo, por lo pronto sólo deseaba volver a casa y pensar calmadamente. Jun le había dicho que lo ayudaría, bastaba con que se hiciese amigo de ellas para poder ayudarlo, así que decidió irse; se excusó con cualquier cosa para desviarse por otro camino, dejando a su mejor amigo algo irritado por su cobardía.
Después de caminar un trecho más, Kiromi tuvo que separarse y entonces quedaron solo
Jun y Hana, él pensó que quizás podría hablarle acerca de Sho y despertar su interés en él.

- Así que… ¿te gusta el baloncesto no? – expresó al ver su balón con la esperanza de iniciar conversación.
- Mmm – asintió Hana sin mostrar el más mínimo interés.
- ¿Lo practicas desde hace mucho?
- ¿Por qué no vas directo al grano? – dijo con seriedad.
Jun mostró una sonrisa de confusión -¿Qué quieres decir?
Con la mirada fija en él, dijo - ¿por qué tomas tantos rodeos? Es obvio que todo esto lo planeaste.
- Bueno, es verdad – respondió en un tono despreocupado, consiguiendo aturdir a Hana.
- En ese caso, no pienses que caeré en tu juego.
- Eso suena como un reto.
- Tómalo como quieras.
A Jun le sorprendía el modo de actuar de aquella chica y más todavía el hecho de que alguien así pudiese gustarle a Sho, pero no podía negar que era alguien interesante.
- Un reto será entonces.
Hana sonrió ante la terquedad de esa persona.


La familia de (Tu nombre) tenía un pequeño café en el centro de la ciudad, todas las tardes ella acostumbraba a ayudar hasta que cerraran por la noche. Sin embargo aquella tarde, ella tenía la mente distraída.
- Espero que esto no llegue más lejos… - pensó en voz alta.

A la mañana siguiente, (tu nombre) notó que sus dos amigos habían llegado antes que ella, los saludó como de costumbre obteniendo sus sonrisas acostumbradas.
- (Tu nombre) me alegro tanto de que hayas llegado.
- ¿Qué quieres que haga?
- ¿Eh?
- Tú nunca dices eso Matsujun, a menos que quieras algo.
Jun le sonrió descaradamente – Bueno ya, escucha, hoy en la hora del almuerzo nos sentaremos con Hana-chan y sus amigas.
- ¿Qué?
- No te hagas la tonta.
- Es para poder conocerla mejor – explicó Sho.
- Esperen, yo no tengo intención de conocerla. Pueden ir si quieren pero no tienen por qué llevarme ¿verdad?
- Te equivocas – dijo rápidamente Jun - Si vamos los dos ahí como si nada pareceremos un par de pervertidos molestando a las chicas del equipo de baloncesto. Te necesitamos para pasar como unos simples amigos.
- Pero no quiero.
- ¿Eres nuestra amiga o no?
- Deja de manipularme Matsujun.

La hora del almuerzo se había convertido en el momento del día en que más incómoda se sentía (Tu nombre). Estaba por llegar al límite, no soportaba lo escandalosas que eran esas personas y le molestaba mucho el que Jun se le burlara a cada oportunidad. Pero sin duda lo más molesto de todo era ver como Sho estaba consiguiendo llevarse bien con Hana.
Habían pasado un par de semanas de esa manera y aquel día era definitivamente importante, el día en que Sho realizaba su prueba para entrar en el equipo de soccer. El calor era intenso y varias de las “amigas” de Sho observaban desde las graderías, (Tu nombre) estaba sentada al lado de la más importante, Hana.

Hana parecía tener la mirada perdida en lo ancho de aquella cancha, nadie podría estar seguro de lo que observaba.
- De verdad, ¿podrá hacerlo? – comentó algo nerviosa (Tu nombre).
- ¿No crees en él? – cuestionó Hana.
- ¿Eh?... - ¿me estaba escuchando? - no es eso, es sólo que… de seguro está muy cansado.
- ¿Por qué?
- Ha estado practicando mucho, incluso anoche se quedó hasta muy tarde.
- De verdad quiere entrar en el equipo ¿no?
No es eso lo que de verdad quiere baka!!! – Bueno….eso creo.
- Oh mira, tirará al arco.
- Sí – (Tu nombre) veía con atención a Sho, intentado darle buenas vibras, este tiro era decisivo y Sho tenía esa expresión tan varonil en su rostro.
- Están poniendo a Jun-kun de arquero… - exclamó una desconocida.
(Tu nombre) rezaba por que Sho no fallara, cuando de repente escuchó la voz de Hana.
- Jun es muy apuesto ¿no crees?
- ¡¿eh?! – volteó a verla sorprendida, ¿Qué acababa de decir?... Ya era tarde, Jun había parado el tiro de Sho.
(Tu nombre) sentía que le había caído un balde de agua fría, no era posible lo que estaba pasando. Formando en una fila, los estudiantes elegidos dieron un paso al frente, Sho no estaba entre ellos.
- Voy a matarte Jun – musitó (Tu nombre) irritada, al ver la decepción manifestarse en el rostro de Sho - a ti y a tu maldito don con las mujeres.

- Lamento que no hayan salido bien las cosas – comentó Jun enojado consigo mismo por como había resultado todo.
- No te preocupes – respondió simplemente Sho.
A ellos se acercaba Hana y discretamente (tu nombre). Sho intentó cambiar su mirada infantil al verla.
- Fue algo impresionante Sho-chan – sonrió Hana.
- No, no es así.
- Bueno, no tienes por qué estar desanimado, me sorprendió mucho verte jugar de esa manera. ¿Qué les parece si vamos a jugar baloncesto hoy por la tarde?
- Eso estaría bien – dijo Jun mirando a su alrededor.
- No, creo que… sería mejor mañana… ¿no creen? – dijo Sho con dificultad.
- ¿Mañana? Bueno, si les parece mejor.
(Tu nombre) sólo observaba con algo de pena la situación en la que se encontraba Sho, dudando si hablar con ellos lo que había escuchado decir a Hana.
- Tal vez sea mejor si no me entrometo – susurró para sí misma.
Sin embargo, no podía dejar de pensar en las consecuencias de esas palabras. Más tarde antes de que se ocultase el sol, ella salía del colegio pasando despreocupadamente cerca de las canchas.
- ¿Sakusho? –s e dio cuenta de que Sho practicaba a medias luces con una pelota de baloncesto.
- Sakusho ¡¿Qué haces?!
Sho volteo a verla algo asustado, deteniéndose en súbito.
- Ah…eres tú (Tu nombre).
- Claro que soy yo, ¿Qué haces?
- Practicando – respondió inflando sus mejillas ligeramente.
- ¿Por qué?!
- Pues…no puedo ser un desastre jugando con Hana-chan mañana.
(Tu nombre) lanzó un suspiro, harta de oír ese nombre todo el tiempo - ¿y por qué?
Sho rió – Es obvio ¿no?
- Es que yo no... no creo que tengas que aparentar ser “perfecto” para gustarle, Sakusho. ¿Por qué no intentas simplemente ser tú mismo?
- Bueno – Sho bajó la mirada - es un buen consejo.
- Por supuesto que sí.
- Gracias nee – sonrió plenamente haciéndola desvariar un poco.
- Bien…ya me voy. Nos vemos.
(Tu nombre) se fue sin darse cuenta de las calles que recorría, sin ser capaz de pensar claramente en lo que debía hacer.
- En primer lugar ¿Por qué le doy consejos para algo así? – se lamentó.

A la mañana siguiente, el partido para que había practicado Sho, no se realizó. Y ahí estaba él como de costumbre sentado en la biblioteca tratando de ponerse al día con las materias que había descuidado debido a Hana. Pero su mente flotaba como la de cualquier adolescente enamorado, preguntándose si realmente estaba logrando llamar su interés.
- Hola Sho-chan – saludó Hana sorprendiéndolo por la espalda.
- Eh?... - tartamudeaba - Hana-chan.
- ¿Estás estudiando?
- Sí, pero ya estaba por terminar.
- ¿En serio?... qué bueno porque quería pedirte un favor.
- Claro, lo que quieras – hablaba con rapidez evidentemente nervioso.
- ¿Podrías ayudarme a estudiar?
- Eh… por supuesto, anda siéntate y yo te ayudo con lo que quieras.
Hana obedeció sonriente – Jun-kun siempre dice que eres muy inteligente, así que… pensé que podrías ayudarme con cálculo, se me hace muy complicado.
- No hay problema.
- Gracias… Sho-kun siempre eres muy amable ¿verdad?... a pesar de  ser así de tímido – mencionó abriendo su libro.
- ¿Te parezco tímido?
- Un poco… tal vez…
- ¿No te agradan las personas tímidas?
- No dije eso – negó ella.
- Hana-chan… - dijo en medio de un suspiro Sho - yo no siempre soy así, es sólo que cuando estás cerca yo…
- Hey chicos…¿están aquí? – chilló una voz femenina.
- Ah…es Kiromi-chan... le dije que viniera. ¿Puedes ayudarla a ella también, Shochan?
- Claro – respondió en seco Sho, frustrado al haber perdido una oportunidad.
                                                                                                                                                            

Habían pasado varios días; esa tarde (Tu nombre) se hallaba en el café de su familia, limpiando descuidadamente las mesas, mirando su reloj de vez en cuando. Entonces vio entrar a quienes esperaba.
- Hola (Tu nombre)…
- Hola Matsujun, Saku… eh???... ¿qué haces con esa ropa Sakusho?
- ¿Qué te parece? Fuimos a buscarle un estilo diferente para esta tarde – sonrió Jun.
- Pero sólo iremos al karaoke.
- Pero Hana-chan estará allí – contestó Sho, otra vez ese nombre.
- Creo que llama mejor la atención de esta manera
- Sólo se ve vestido igual que tú, Matsujun – renegó (Tu nombre).
- Eso no es verdad, para qué preguntarte si tú no sabes nada de moda – le dijo Jun - mira, ¿ya terminaste? vámonos de una vez.
Ambos salían del café seguidos por (Tu nombre) – La verdad… se ve más guapo con la ropa de siempre - dijo sin ser escuchada.
Llegaron al karaoke donde se habían citado, ahí se encontraba Hana y algunas de sus amigas a quienes (tu nombre) simplemente detestaba.
Sho no podía sacar de su mente sus planes, si todo salía bien, se declararía esa tarde al volver a casa. Hana emitía un brillo especial en medio de todas esas personas, vestía un coqueto conjunto de shorts y una chaqueta tipo canguro de color rojo.
Como siempre Jun se ganó la simpatía de casi todas las chicas, excepto (tu nombre), que lo conocía muy bien, él era el tipo de chico que tenía ex novias por todos lados y Hana, que más bien parecía aburrida.
Sho tenía la intención de mostrarle a Hana que no era todo el tiempo así de tímido, así que en la canción que le tocó cantar hizo las bromas que acostumbraba hacer cuando estaba entre amigos trató de liberarse un poco, “Ser él mismo” como le había aconsejado (Tu nombre). Ella sonrió, conocía lo multifacético que era Sho y le agradaba cuando él bromeaba de esa manera, pero en medio de las risas de todos Hana se puso de pie observando la pantalla con ojos inexpresivos y salió de aquel sitio sin explicación alguna.
A Jun le intrigó mucho que se fuera, así que salió corriendo tras ella, en tanto Sho apenas se daba cuenta de lo que había sucedido.

- ¡Espera!... Oye… - Corría detrás de ella.
Se detuvieron ambos en medio de jadeos - ¿qué haces siguiéndome?
- Quería saber por qué saliste así de repente.
Hana rio de lado – Así que notaste que estaba allí.
- ¿Qué dices?
- Conversabas tan animado con todas las chicas que no creí que te importara que me fuera.
- Por supuesto que sí, es muy importante que… - calló de repente al darse cuenta de que casi delataba a Sho.
- ¿Qué?
- Nada.
- Bueno. Pero ahora estamos los dos aquí. ¿Vamos a algún sitito?
- Claro que no, hay que volver – respondió convencido de que Sho se sentiría mal.
- Hagamos un trato Jun-kun. Tú dijiste que yo sería como un reto ¿no?..Bien… - miró hacia los lados encontrando lo que buscaba, una máquina expendedora.
- ¿Para qué quieres un jugo?
Hana se tomó todo el contenido de la lata de solo un trago, entregándole el envase vacío a Jun.
- Mira…si logras encestarle al basurero de allá – señaló un basurero a una distancia de menos de dos metros - Entonces iremos a donde yo quiera, pero si fallas, volveremos al karaoke.
- ¿No debería ser al revés? – dijo Jun confundido.
- No, está bien así. Está en tus manos Jun – contestó con un tono de voz especial.
Era un tiro simple de acertar y por lo tanto también de fallar. Pero aunque él estaba seguro de lo que debía hacer en su mente, algo le hizo actuar diferente, encestó.

Jun tuvo que cumplir su promesa, lo que en un principio le preocupó, a medida que fue avanzando de tarde, fue olvidándolo. Hana podía ser una persona entretenida y simpática cuando se lo proponía y Jun comenzó a pensar que había valido la pena encestar aquel tiro. Después de visitar varias galerías de artículos, haberse pasado un rato jugando juegos electrónicos y comer lo que se les presentó en el momento; ambos volvían a casa ya con las luces públicas iluminando el ambiente.
Llevaban callados un buen rato, pero Hana no dejaba de observar de reojo a Jun, como tratando de percibir su expresión.
-Supongo que… - dijo serenamente - ganaste. Después de todo.
Con una sonrisa ingenua Jun la observó indicándole que no captaba el mensaje.
- Hoy fue divertido… ¿no crees?
- Sí, aunque me preocupa, seguramente Sho…
- Ahora – le interrumpió Hana - creo que me agradas Jun…tal vez…más que eso.
- ¿Eh?
- Sólo quería asegurarme sabes. Pensé que  no resultaría pero, encestaste el tiro.
- Hana…
- Aquí es mi casa Jun-kun. Ya debo irme  - le dijo subiendo con rapidez las escalerillas.
Jun sólo pudo agitar su mano despidiéndola, considerando por primera vez en el día lo hermosa que se veía así, a pocas luces.

(Tu nombre) había regresado al café, perdida entre sus propios pensamientos. Su hermano había estado ayudando a su madre con la atención así que en cuanto la vio entrar no dudó en dejarla ahí a cargo del resto del trabajo. Sólo era cuestión de recoger las mesas y lavar los platos que habían faltado. Mientras su madre en la cocina organizaba los productos que servirían mañana, (Tu nombre) se ató el delantal a la cintura y comenzó a poner la vajilla al fregadero.

“Me pregunto donde habrán ido esos dos. Sho estaba preocupado, aunque no parece sospechar nada…después de todo, ¿qué rayos tiene esa chica?... no le veo lo especial. Pero Sakusho parece darle mucha importancia…”, pensaba (Tu nombre) sin darse cuenta de que lanzaba suspiros involuntarios de vez en cuando.
- ¿Sucede algo? – escuchó la voz de su madre hablarle calmadamente como siempre.
- Eh… - Salió de su mundo metafísico - ¿Por qué?
- Llevas ya tu quinto suspiro.
- ¿En serio?... oh… no pasa nada.
- Estas preocupada por algo ¿verdad?
- No…
- ¿Pasó algo con tus amigos del karaoke?
- No es eso… es que… bueno, tengo miedo de que no les resulte bien la cosas.
- ¿A quiénes?
- Matsujun está ayudando a Sakusho con una muchacha que… le gusta… - (tu nombre) no podía creer que estuviera diciéndole eso a su madre - pero…creo que…todo está saliendo al revés.
- Y ¿Qué es lo peor que puede pasar?
- Pues que por ella…dejen de ser amigos.
Su madre se burló ligeramente.
- Sería tonto si hicieran eso.
- ¿Eh?
- Esto sólo es un amor de adolescencia. Nada garantiza que vayan a sentir lo mismo en el futuro. Estos amores sólo son pasajeros hija. Pero no hay nada que puedas hacer, ahora mismo ellos lo ven como algo muy profundo que durará por siempre, pero créeme, no es así. Los amores de adolescencia van borrándose con el tiempo.
- ¿Eso crees?
- Ya que tú eres una adolescente también, es normal que no lo comprendas.
(Tu nombre) dejó correr el agua del grifo por un buen rato, “¿Mis sentimientos por Sakusho también…se borraran?”. Eso sería bueno, que dejase de molestarla ese sentimiento y los celos de verlo tan ilusionado con Hana.

Los días siguientes Jun trataba de evitar lo más que podía a Hana, hasta el punto de evitar hablar de ella, se excusó con Sho diciéndole que ya era tiempo de que él tomase el control y que avanzara solo en su batalla por conquistar a Hana. Sho accedió inocentemente sin sospechar que aquello se trataba de una batalla genuina.


Jun había comenzado a perder el tiempo por las tardes escuchando música, sin pensar en sus preocupaciones, era una rutina que llevaba a cabo cerca de un mes, el mismo que había estado evitando a Hana. Y es que había un pensamiento que le perseguía desde aquella tarde que habían pasado los dos a solas, un pensamiento que no quería que aflorara, que no deseaba reconocer. Porque habían muchas razones para ver a Hana como una chica distinta a las demás, empezando por que era aquella de quien gustaba Sho, su mejor amigo.
Hana observó un breve instante la posición de Jun sentado descuidadamente sobre una de las bancas del jardín, ahí con su uniforme ligeramente arrugado y el cuello de su camisa suelto a falta de su corbata.
Se aventuró a quitarle los audífonos susurrando en su oreja – Así que estabas aquí.
Jun dio un salto sorprendido por el acto y al notar que era Hana, cayó presa de los nervios.
- Pero qué haces.
- ¿Eh?... ¿acaso Matsumoto se ha sonrojado? – Se burló la chica - espero que sea debido a mí.
- No estoy de humor para tus juegos, Hana.
- No son juegos – dijo seriamente ella - has estado evitándome y quiero saber porqué.
- No he estado evitándote.

A Hana le irritó mucho la forma en que Jun le hablaba, ladeando la mirada sin verla de frente. Ella estaba segura de que él no era sí, si él tenía la fama del chico más mujeriego de la escuela, e incluso con esa fama ella había llegado a aceptarlo. Pero no iba a tolerar que fingiera timidez con ella. Se acercó bruscamente a él, posicionándose a escasos centímetros de su rostro, lo obligó a verla a los ojos.
- Mírame Jun.
Jun no manifestó ni siquiera un poco de sus nervios cuando la observó descaradamente con sus ojos profundos, no iba a dejarse vencer por ella ni el efecto de su presencia que sentía en esos momentos.
- ¿Qué es? – dijo con esa voz varonil y profunda.
Hana sonrió, había vuelto el Jun que conocía. No iba a dejarlo ir así por así, decidió rodear su cuello con sus brazos delicadamente.
- Hana… - Jun intentó detenerla sin sonar patético - Escucha… no puedo hacer esto…
- ¿Por qué no? – respondió negándose a alejarse de él siquiera un centímetro.
-…No puedo hacerle esto a… - dudaba como continuar - Verás...
Hana sonrió de repente - ¿Te refieres a Sho?... – cuestionó turbando a Jun por completo - Él no es en quien estoy interesada.
- Pero que…
- Jun, óyeme atentamente – decía en un tono casi seductor - Yo no soy ese tipo de chica, no voy a dejarte ir sólo porque también le gusto a tu amigo, ¿Por qué no puedes simplemente aceptar la realidad? Él no me gusta. Así de simple, eres tú a quien quiero…
Jun fue cediendo poco a poco a medida que la voz de Hana se hacía más baja y lo atraía más. Fue él mismo quien besó sus labios, con delicadeza profundizándolo de a poco, como si el mañana no existiese.

Se trataba de  aquella tarde soleada  en que las ilusiones y sueños infantiles de Sho fueron arrancados de raíz, cuando la verdad se reflejó antes sus ojos como los rayos solares, tan intensos que uno se niega a verlos directamente. Él se negaba a aceptar la imagen de  aquel beso frente a sus ojos.

Sho, quien solía brillar de la misma forma que su mejor amigo cuando eran pequeños, sutilmente fue alejándose de ese concepto, aún con el parecido entre ambos, había una gran brecha que los separaba y ahora más que  nunca ésta era visible para Sho. Odiaba el ser diferente a Jun, y se odiaba todavía más por desear ser como él, sólo para que Hana lo aceptara. Pero sin duda Hana no conocía lo que él sentía por ella, nadie que estuviese consciente de cuanto se le quería renunciaría a un amor tan profundo. Sho no conseguía olvidar la imagen, cada noche le atormentaba junto con varias preguntas, hasta que el amanecer llegaba para mostrarle un nuevo e indeseable día.
Y es que Jun, aunque había aceptado sus sentimientos por Hana, no se decidía a contárselo a Sho, ganándose inconscientemente su rencor, pues Sho detestaba lo cobarde y embustero que estaba siendo su propio amigo.

Pero después de una semana llena de mentiras e hipocresía Sho se decidió a desmentir ese engaño. Fue durante los almuerzos apartados que habían comenzado a tener entre los tres, ahí estaba (Tu nombre) toda inocente sin saber nada acerca de lo que pasaba entre esos dos.
- Sabes Jun… he pensado que sería bueno si acompaño a Hana hoy a su casa – dijo Sho con disimulo - Se lo diré directamente y sin rodeos, creo que… después de todo tengo una oportunidad con ella.
- ¿Eh?... ¿en serio?...
- ¿Tú qué piensas?
- Pues…creo que está bien.
- ¿En serio?...¿no te molesta?
- ¿Q…que?..
- ¿No te molesta que me declare a ella y la bese como tú lo hiciste con ella? – dijo esta vez Sho con un tono tan sarcástico como serio. Mientras (Tu nombre) no creía que fuera posible ver así de molesto a Sho.
- ¿Cómo es que te enteraste?
- ¿Tú crees que ese es realmente el punto? – cuestionó Sho levantándose completamente alterado.
- Yo no planee nada de eso.
- ¿Y cuando pensabas decírmelo, Matsumoto? …¡responde!!
- Sólo estaba buscando el momento adecuado.
- Quizás cuando esté frente a ella humillándome como un idiota… claro… si todo este tiempo sólo estuviste burlándote de mí, como haces con todo el mundo.
- ¿Qué quieres decir? – respondió Jun atravesándolo con la mirada.
- Sólo eres un idiota que no va en serio con nadie… y no te importó que fuese ella… tenias que entrometerte.
- Cierra la boca imbécil… ¡¡voy en serio con ella!! – dijo con esa mirada maliciosa que parecía burlarse de Sho.
- ¡Eres un bastardo…! – exclamó Sho antes de plasmarle un golpe en el rostro que lo empujó violentamente al suelo.

(Tu nombre) abrió sus ojos tanto como pudo, apresurándose a detener a Sho que tenía la intención de golpear de  nuevo a Jun. Al ponerse de pie, Jun tenía la mirada prendida de ira, sin embargo trató de controlar sus impulsos de devolverle ese dolor a Sho.
- Puedes golpearme lo que quieras… entiendo que estés molesto… pero cuanto antes aceptes la realidad mejor...
Sho tuvo ganas de borrarle a golpes esa nueva sonrisa de triunfo que mostraba, mas (Tu nombre) seguía agarrándolo casi colgándose de él para detenerlo.
Y aquellas fueron las últimas palabras que esos amigos de infancia se dijeron, sin más, comenzaron a ignorarse mutuamente, fue como si esos años uno al lado del otro, las dificultades que habían atravesado juntos, los juegos y el crecer juntos; se hubiesen difuminado como las  nubes más rarificadas y débiles en medio de las corrientes indecisas.
(Tu nombre) los veía sonreír falsamente, los veía llenarse de orgullo inservible cuando intentaba hacerlos entrar en razón, no entendía cómo es que ni la sombra de aquella amistad se dejara ver en medio de esos escombros y, con todo su corazón odiaba a esa persona, esa manzana de la discordia que se sonreía descaradamente junto a Jun; odiaba a Hana, que aún al poseer el corazón de Sho, lo había rechazado sin siquiera considerarlo.

- Esto… Sakusho… estaba pensando… tal vez… - musitó nerviosa frente a él.
- ¿De qué se trata? – respondió con su acostumbrada cortesía.
- ¿No piensas hablar con Matsujun?... mira que la graduación será en una semana y…
- No sigas con esto (Tu nombre)-chan – contestó en seco.
- Pero… - se detuvo en la expresión seria de Sho, esa ventana al nuevo y frío Sho que se estaba formando - No entiendo nada de esto. ¿No es una estupidez?... quiero decir…
- (Tu nombre)… no te he pedido tu opinión al respecto.
- Pero Sakusho… tú y él…
- ¡Ya cállate!! – exclamó dejando sin aliento a (Tu nombre) - Eres una niñata que no entiende nada…Yo le quería (Tu nombre)… en verdad le quería – dijo esta vez en un tono tan sincero que parecía dejar su alma al descubierto - Tú no puedes entenderlo.
(Tu nombre) se quedó ahí, sin ser capaz de moverse, dolida por sus palabras, por esa mirada tan fría, se quedó ahí aunque él se había ido, condensando su dolor en una sola lágrima. Deseando con fervor que las palabras de su madre fuesen realidad y esos sentimientos se borraran, que lo que sentía por Sho se borrara.
Que ese dolor se borrara.

La graduación llegó, con el deber de seguir avanzando y dejar el pasado atrás. Y los días que transcurrían sin sentido en la ciudad, se hicieron semanas, que llegaron a formar meses, los cuales se acumulaban haciéndose incontable. Se formó una barrera invisible entre esas vidas que habían perdido conexión.

(Tu nombre) observaba con nostalgia la repisa sobre el mostrador del café, habían pasado años, pero aquel lugar era lo único que se había mantenido.
Había perdido contacto con Jun cuando él dejó la ciudad y Sho que estudiaba en Keio se había convertido en alguien más sociable aunque también sensato. Venía regularmente al café antes de irse a la universidad, esa mañana por igual.
- Buenos días - saludó directamente al entrar.
(Tu nombre) fue a atenderlo como si fuese un cliente más.
- Buenos días, (Tu nombre) – dijo Sho esta vez más fuerte y cerca de su oído
- Ya te escuché Sakusho… - dijo frotándose la oreja.
Sho le sonrió – Un café por favor.
- Claro – dijo fingiendo desinterés - y dime ¿no viniste con ninguna de tus amiguitas?
- Pues ninguna estaba libre.
(Tu nombre) bufó – ¿De verdad eres ese tipo de chico en la universidad?... de cualquier forma me da lo mismo. Ni te creas que andaré compitiendo con esas chicas adineradas.
- ¿Eh?...que quieres decir?
(Tu nombre) vio la mirada inocente de Sho, haciéndola sentir frustrada, llevaba años intentando borrarle, sin embargo esos sentimientos volvían como un boomerang repentino, pero Sho no lo notaba.
- Realmente eres ingenuo cuando se trata de este tipo de cosas – se lamentó.
Fue rápidamente por su café, y volvió inclinándose para dejarlo en la mesa con delicadeza.
- ¿Café? – dijo Sho haciéndose el gracioso de nuevo.
- Es lo que pedíst… - la respuesta de (Tu nombre) fue avasallada por los labios suaves de Sho, que se posaron en los suyos como una caricia profunda, cálida y paradisíaca.
Al apartarse Sho le habló al oído con esa voz tan profunda – ¿Aún piensas que soy ingenuo?


Jun era un prestigioso diseñador de interiores que trabajaba en una empresa extranjera, haciendo viajes constantemente entre Paris y Tokio, pasaba uno de sus días más tranquilos entre semana, cerca de la hora del almuerzo en restaurante que frecuentaba desde hace un par de semanas.
Caminaba hacia la mesa que había reservado cuando tuvo que detenerse al creer haber visto una imagen familiar.
- ¿Jun? – escuchó.
Y al voltear estaba Sho delante, sentado en la mesa que acababa de pasar.
- ¿Sho-kun?

Y fue así cómo los dos amigos quienes habían pasado la mitad de su vida juntos y la segunda completamente distanciados, volvían a encontrarse por el capricho del destino. Los años entre ambos habían arrastrado todo a su paso, recuerdos, rencor y dolor. Dejando sólo los vestigios de lo más profundo entre ambos, una amistad sincera que nunca se quiso que terminara. Ahora todo era tan fácil de ver, tan fácil de distinguir lo realmente importante.

Sho comenzó a reír alegremente – ¿cuánto tiempo?... hombre, ¿cómo has estado?
- Pues no me quejo. ¿Puedo sentarme?
- Claro adelante – indicó señalando el asiento en frente suyo.
- ¿Y a ti como te ha ido?... escuché que fuiste a Keio.
- Oh si, fue algo inesperado, pero bueno todo resultó bien.
- Es increíble… no me imaginaba que pudiésemos volver a hablar así como si nada.
- ¿Verdad que sí? Incluso creí que la próxima vez que te viera me devolverías los golpes.
- Oh, es verdad, no lo he olvidado Sakurai – dijo burlándose Jun.
- Nunca le había pegado a nadie… creí que me había roto la mano.
- Ya lo creo… - dijo entre risas estruendosas - ¿no fue un poco tonto todo eso?
- Menuda tontería Jun… no sé en qué pensábamos…
- Es verdad.
- Y has sabido de Hana-chan?
- Pues… - Jun lo pensó un momento - no la he vuelto a ver desde que terminó conmigo en nuestro primer año en la universidad, al parecer se enamoró de alguien mayor, creo que escuché que se casó o algo así. Mira que ya ni su número puedo darte – sonrió.
- ¿Eh? – Rió Sho - ¿no te lo dije?... estoy comprometido, voy a casarme el mes que viene.
- No me digas – respondió Jun claramente sorprendido - y se puede saber quién es la víctima.
- ¿Qué dijiste?
- O la afortunada, como quieras verlo – sonrió Jun.
- Mira allá viene – indicó Sho señalando a la puerta.
- (Tu nombre)-chan… - Jun se puso de pie para saludarla.
-Matsujun… ¿eres tú?...que gusto verte –exclamó abrazándolo.
- Lo mismo digo pero ¿Cómo es que ustedes terminaron juntos? – preguntó viéndolos de reojo.
- ¿Eh?
Sho sonrió poniéndose de pie rodeando a su prometida con el brazo.
- Hay mucho que tengo que contarte…amigo.

                        



No hay comentarios.:

Publicar un comentario